Las lesiones de tobillo ocurren, y no nos vamos a engañar, son un asco. Pueden ocurrir en cualquier momento y por mil razones diferentes. Lo que está claro es una cosa, son lo peor que le puede pasar a un bailarín o a cualquier deportista de élite. Las lesiones nos hacen retroceder meses e incluso en ocasiones hasta años de duro trabajo. Pero hay veces y esto depende de cómo se lo tome cada persona, que es posible volver más concienciado y fuerte que nunca.

Las lesiones de tobillo aparecen incluso como indicador de que no estás trabajando de la manera correcta, con el objetivo de evitar acabar teniendo una lesión incurable. El cuerpo humano es una máquina perfecta, pero en su mayoría no es irreemplazable, de ahí que tengamos que prestarle atención, escucharle, cuidarlo y darle tiempo cuando este lo necesite.

Lo que la experiencia me dice, es que el momento más importante cuando sufrimos un accidente o cuando acabamos con una lesión causada a lo largo del tiempo, es la capacidad de reacción inicial.

En el post de hoy os hablaré de cómo me he enfrentado a la primera etapa de mi lesión de tobillo, es decir, desde el momento del accidente hasta el punto anterior a la rehabilitación. También es importante mencionar que todo lo que escribo es basado en mi experiencia personal y en el caso de que vosotros sufráis lesiones de tobillo, indudablemente debéis consultarlo con vuestro médico. Con esto dicho, ¡comencemos con el post!

Lesiones de tobillo en bailarines: Cómo sobreponerse al drama.

Después de unas semanas de infarto, donde cada día hacíamos un ballet diferente, justo quedaban nada más que un par por dar zanjado los 14 días que componen la ballet week. Esa mañana estaba ensayando Alicia en el país de las maravillas cuando… la no tan “maravilla“ ocurrió. Me torcí el tobillo y no era de esas torceduras donde un esparadrapo bien puesto lo iba a solucionar.

De inmediato uno de mis compañeros me ayudó a quitarme la zapatilla de punta mientras otro corría a por hielo. Este es el primer punto y uno de los más importantes, ya que los primeros auxilios son los que marcan la diferencia.

En primer lugar hay que quitarse la zapatilla para evitar que la sangre se agolpe y dejar que una más nueva y oxigenada aparezca, además del posible líquido que puede aparecer como consecuencia de rotura de fibras o incluso de la cápsula. Inmediatamente después viene el hielo para controlar la inflamación, mientras tenemos el pie elevado por encima del nivel del corazón (sujetar el hielo con un calentador de pie, una camiseta con un nudo o cualquier trapillo que haya por el estudio).

Los 5 o 10 minutos que estuve tumbada no solo eran para que el hielo surtiera efecto, sino también para yo intentar tranquilizarme y bajar mis niveles de adrenalina elevado después del shock del accidente. Esto es muy importante porque cuando venga el fisioterapeuta será de gran ayuda que sepas indicar y localizar el dolor, si estás demasiado agitado es posible que acabes señalando al otro pie 🙂 

El siguiente paso fue visitar al fisioterapeuta de nuestro equipo que se encargó de dar un primer vistazo a la lesión, y quedaba bastante claro que había que hacer un Scan de inmediato para saber con exactitud el alcance de la lesión. Mientras el equipo médico se encargaba de acordar una cita para el Scan y la visita al médico deportivo, mi fisioterapeuta continuaba dándome un pequeño masaje sin presión alguna con cubitos de hielo por todo el tobillo.

Una vez estaba clara la clínica a donde iba a ir, el fisio me puso un vendaje de compresión para estabilizar el tobillo y así no empeorar la lesión, además de para seguir controlando la inflamación. 

Ya en la clínica y después de haber cogido un taxi para llegar allí (importante que en este tipo de situaciones no andéis de forma innecesaria) me atendieron rápidamente. Como es habitual, lo primero que me hicieron fue una radiografía para descartar lesión de tipo ósea y más adelante, si la inflamación lo permite proceder a un MRI. Y así es como ocurrió, después de muchas horas esperando el resultado estaba claro.

Este es segundo punto más importante después de haber tenido un accidente, el DIAGNÓSTICO. Sin un diagnóstico claro la recuperación no será la correcta y los tratamientos que le sigan tampoco. En mi caso todo apuntaba a una lesión muscular y ya sabemos lo que eso significa… reposo absoluto. De modo que me cambiaron el vendaje, me pusieron una gasa impregnada en zinc y magnesio, lo cubrieron con esparadrapo rígido para inmovilizar el pie todo lo posible y una férula para estabilizarlo aún más si cabe. 

Reposo absoluto…puede sonar halagador después de semanas sin descaso, pero lo cierto es que al segundo día de estar apoltronada en el sofá y harta de ver series con el pie en alto te empiezas a desesperar un poco. Pero esto nos lleva al tercer punto. Este es el momento en el que tu pie y tu cuerpo están luchando a tope por curarse y cuanto más descanses y mejor comas más rápido y de mejor calidad será la recuperación. Así que déjate mimar y envía toda la energía positiva que puedas a tu piececito.

Tengo que confesar que durante este periodo me alejé de todo lo que estuviera relacionado con ballet, ya que lo único que me producía era pena por no poder seguir trabajando además de no parar de pensar en todo lo que me estaba perdiendo por bailar y ensayar, castings, etc… Cada uno tiene su manera de desconectar y la mía fue empezar la serie de Anatomía de Grey desde el principio mientras buscaba nuevas recetas saludables para dar toda la energía y fuerza posible a mi cuerpo. 

Pasados los 5 días clave de reposo, me quité el vendaje y me quedé exclusivamente con mi férula, la cuál no me quitaba ni para dormir porque este es el momento en el que no somos conscientes al 100% y podía hacerme daño. El tratamiento a partir de ahora era aún bastante básico pero no por ello menos importante.

El tratamiento para mi lesión de tobillo consistía en lo siguiente:

  • Traumeel: lo aplicaba tres veces al día.
  • Arnika D12: en mi caso ingería 5 perlas/ tres veces al día 
  • Acupuntura: esta acelera y facilita la recuperación de lesiones musculares creando conexiones entre los dos puntos que han quedado separados. En un estimulo que ayuda al cuerpo a localizar con mayor precisión donde está el problema. Una vez a la semana es más que suficiente.
  • Magnetoterapia: se basa en la utilización de campos magnéticos continuos (imanes) o variables (bobinas o magnetos) para el tratamiento de problemas de dolor, inflamación, descalcificación de los huesos o lesiones musculares. Esta terapia la hice prácticamente todos los días en sesiones de media hora (no olvidemos beber agua después de cada sesión). 
  • Masaje de drenaje linfático: es un tipo de masaje, suave y ligero, que se aplica sobre el sistema circulatorio y cuyo objetivo es movilizar los líquidos del organismo para favorecer la eliminación de las sustancias de deshecho que se acumulan en el líquido que ocupa el espacio entre las células. En mi caso al no haber mucha inflamación solo tuve un par. 

 

Este proceso llega a ser de hasta tres semanas o más dependiendo de lo grave que haya sido la lesión. Pero durante este tiempo se pueden hacer ejercicios de manteniendo que ayudarán a mantenerse a tu cuerpo y sobretodo que aportaran calma a esa loca bailarina que grita dentro de ti, ¡haz algo!, ¡muévete!, ¡que vas a perder toda la forma y después te va a costar la vida volver a donde estabas antes!… Lo cierto es que no con todas las lesiones es posible hacer esto pero con la mayoría de lesiones que tienen lugar en el pie si es posible.

Hay múltiples ejercicios que podemos hacer durante una lesión de tobillo para mantener la forma, como son aquellos que trabajan las siguientes áreas:

  • Abdominal: podemos trabajar nuestros abdominales posicionando nuestras piernas en el aire, en forma de L. De este manera no estamos poniendo presión en el pie y al mismo tiempo estamos trabajando y manteniendo toda la zona abdominal.
  • Los brazos, la articulación del hombro y los omoplatos: podemos trabajarlos con una goma elástica mientras estamos sentados en el sofá y con el pie reposando en un cojín o superficie blandita. Es importante estar sentado porque la lumbar debe de estar toda lo recta posible siempre que trabajemos con el Upper Body. 
  • El pie y el gemelo sano: con una banda elástica podemos hacer ejercicios para el pie y así mantener la musculatura del arco y del gemelo. Intercambia los ejercicios con relevés de pie o con ayudo de un cubo de yoga. 
  • La mente: nuestro estado de ánimo es importante para una recuperación total y a mi la meditación siempre me ayuda a calmarme y ver lo bueno y lo positivo de aquella situación en la que me encuentre. 

 

Esta es la pinta que han tenido mis primeras tres semanas de lesión, está claro que es más fácil escribirlo que hacerlo pero una vez el daño está hecho lo que mejor podemos hacer es seguir adelante y volver más fuertes y sabios que nunca.

Espero que este post os haya servido de ayuda y que haya podido arrojar un poquito de luz a alguna de vuestras dudas respecto a la etapa inicial en lesiones de tobillo. Y si en tu caso estás pasando por algo parecido, ¡ánimo! 

 

Quiero seguir leyendo más consejos y recomendaciones sobre ballet y fitness.

Espero que este post haya sido de tu utilidad, puedes puntuarlo más abajo.

¿Te ha gustado el post?
Gracias

Pin It on Pinterest